Un regalo que sin duda merecia

El tiempo ha pasado volando parece que fue ayer cuando mi retoño entraba al colegio, tres añitos tenía nada más y ha ido pasando curso tras curso con las mejores calificaciones. Es verdad que le ha costado, cada curso era más difícil que el anterior pero con tesón t esfuerzo ha ido consiguiendo todo lo que se ha propuesto. Es verdad que en ese sentido yo he sido un poco dura, es verdad que no la he dejado pasar ninguna, siempre encima de ella procurando que estudiara, que llevara su tarea siempre hecha, siempre le decía que para tener un buen futuro un buen empleo debía estudiar sacar una carrera, y así podría ganar mucho dinero. El saber no ocupa lugar y cuanto más sepa más conocimientos tendrá en general, es verdad que muchos de sus amigos se iban a muchas fiestas, salían a jugar más de la cuenta, pero al final la que de verdad ha ido este año a la universidad ha sido ella y los demás van a ver si hacen algunos cursos ya que las notas no han llegado a más.

Como os podréis imaginar estoy más ancha que larga, el orgullo no me deja ver más allá, tanto es así que hicimos una gran fiesta de despedida, no podía ser una fiesta cualquiera sino una en la que quedara más que reflejada la gran felicidad que sentíamos, una fiesta en la que se celebrara todo el esfuerzo que había hecho y los logros conseguidos. A sí que alquilamos un gran local, uno de un restaurante en el que hubiera gente todo el rato atendiéndonos y ofreciéndonos de comer y beber, uno en el que cupiéramos todos y pudiéramos estar las horas que nos diera la gana, la verdad que no escatimamos en gastos queríamos que fuera por todo lo alto y así fue.

Desde luego no podían faltar los regalos se los merecía sin más, después de dar muchas vueltas y de elegir entre varias propuestas apostamos por los estilografos los venden de muchas maneras y pudimos elegir el que pensamos que sería más de su estilo de manera que en la universidad lo pudiera utilizar. Quisimos incluso grabarlo y no con el día que se iba a la universidad ese no lo olvidaríamos nunca, sino el día en el que se hizo mayor, el día que dejó el colegio y dio paso a su nueva vida.